martes, 19 de mayo de 2015

Virginia Drake: "Desgraciadamente, hay muchos periodistas dóciles"

Virginia Drake Escribano, colaboradora del XL Semanal, ha trabajado en radio, televisión y prensa escrita. Autora de las biografías Esperanza Aguirre, la presidenta; Kiko Argüello, el Camino Neocatecumenal; y Revilla, políticamente incorrecto, charla con Mi Torre de Marfil sobre la situación actual del periodismo y la relación entre política y prensa.
                       
Virginia Drake es licenciada en Periodismo por la Universidad CEU San Pablo

P. Usted ha entrevistado, entre otros, a Pérez-Reverte, Rajoy y Aznar, ¿cuál es la entrevista de las que ha hecho con la que más ha disfrutado?

R. Pues mira, de todos esos, ninguno. (Risas). Disfruté muchísimo con Chabela Vargas, me dio un pedazo de entrevista. Y disfruté también muchísimo - incluso diría que más aun - con José María Entrecanales, el gran hombre de empresa que, de repente, tuvo un accidente y quedó en silla de ruedas. Hicimos un repaso a todos los valores que mueven el mundo empresarial. Me pareció una entrevista deliciosa.





P. ¿Entrevistar es un arte? 

R. No… No le doy tanta importancia. Es más bien un oficio, aunque un oficio maravilloso.

P. Y el periodismo, ¿una profesión o un oficio? 

R. Es una profesión muy seria y así debería continuar siéndolo. También te diría que es vocacional; el periodista necesita curiosidad, estar muy informado y, sobre todo, dedicarle mucho tiempo de su vida a la profesión.

P. ¿Ha sabido adaptarse el periodismo a las nuevas tecnologías, al cambio? 

R. Totalmente. Las nuevas tecnologías parecen hechas para el periodismo. La inmediatez, Internet, el mundo digital… Tanto en periodismo escrito como, por ejemplo, en fotografía. Con un móvil ya grabas en digital, existen programas que incluso transcriben y traducen lo que dices, etc. Es fascinante, las nuevas tecnologías están hechas para el mundo de la comunicación.

P. ¿También para la prensa escrita?

R. La prensa escrita, la de papel, sufre las nuevas tecnologías, mientras que la radio y la televisión las disfrutan. Cuanto más avanza el mundo digital, la prensa escrita más padece. Eso es ciertamente muy triste. Como hay poco dinero para investigar, poco dinero para tener plantillas amplias y poco dinero para tener corresponsales, los periódicos están abocados a transformarse y a reinventarse. En EEUU, por ejemplo, y en otros países lo que vemos son periódicos con pocas páginas de lunes a viernes y unos grandes dominicales llenos de suplementos. Quizá sea ese el camino que deba seguir la prensa española.


       

P. Ha hablado del periodismo de investigación… ¿Atraviesa este una etapa de crisis? ¡A veces parece que todo son filtraciones! 

R. Debemos luchar para que el periodismo de investigación no desaparezca y para que haya gente estupenda con ganas, medios y tiempo de dedicarse a él. No es un deseo, sino una necesidad. Y es verdad que en época de crisis casi todo son filtraciones, precisamente por eso. Porque hay poca gente dedicada a sacar grandes exclusivas a base de pasarse mucho tiempo investigando o siguiendo una noticia.

P. El PP se ha quejado mucho durante esta legislatura del mal trato que los medios de comunicación le han dispensado, ¿son fundadas estas protestas?

R. Todos los partidos se quejan del trato que les dan los medios comunicación. Lo que a los políticos les gustaría es tenerlos más amaestrados. Creo que, desgraciadamente, hay demasiados periodistas dóciles, por eso no pienso que los políticos tengan demasiados motivos para quejarse. Pero bueno, también los periodistas protestan mucho sobre la política de comunicación de los partidos. Esto es una constante, los medios nos quejamos de las políticas de comunicación de todos y ellos se quejan de la libertad de expresión.

P. ¿Los periodistas dóciles son dañinos para la profesión?

R. Vamos a ver, un periodista debe tratar de ser objetivo y no debería tener carné de ningún partido. Todos profesamos una ideología, pero el objetivo, cuando hacemos información, es tender a la imparcialidad. Sin embargo, la precariedad provocada por la crisis ha hecho que muchos hayan necesitado apoyar más a un determinado partido político. Yo no puedo criticar a quien intenta dar de comer a su familia, pero objetivamente no me parece estupendo.

 Virginia Drake es la entrevistadora de cabecera del XL Semanal


P. ¿Qué papel han desempeñado los medios de comunicación en el surgimiento de Podemos y Ciudadanos, los dos grandes partidos emergentes?


R. Yo no mato al mensajero, como haces tú. (Risas). Creo que esos partidos políticos han sido muy hábiles utilizando los medios de comunicación para darse a conocer. Que Pablo Iglesias haya estado en La Sexta recurrentemente es una estrategia suya, dirigida a un fin concreto. Sin embargo, no estoy segura de que La Sexta estuviera apoyando a este personaje para impulsar a su partido. Tampoco me parece mal que los medios se nutran de la política y la política se nutra de los medios.

P. ¿Cómo se pueden combatir el periodismo ciudadano y el intrusismo?

R. Hay determinados puestos que exigen una licenciatura en Periodismo, así como una cierta formación. Es éste el caso de los directores de periódico, por ejemplo. Ahora bien, a un economista que sabe hablar o escribir de economía no puede considerársele un intruso. Hay gente que, sin haber estudiado la carrera de Periodismo, tiene más nivel que otros que sí la han estudiado. La carrera universitaria aporta mucha formación, pero hay másters en comunicación que también preparan muy bien.

lunes, 11 de mayo de 2015

La locura de nuestro tiempo


Vivimos hogaño la agonía de la naturaleza, de los vínculos humanos más naturales. Y no es ésta una agonía casual debida a algo tan abstracto como la prosperidad económica. Es más bien fruto de una ideología política totalitaria, extremadamente beligerante con la naturaleza y marcadamente anti-social; es más bien fruto de la destructiva ideología de género.

Los teóricos de la ideología de género, que se han servido de la práctica totalidad de los medios de comunicación para extender sus postulados, rechazan que la diferencia entre sexos se deba a algo más que a una convención social, niegan que las diferencias entre hombres y mujeres sean naturales. De este modo, los prohombres de este resentido movimiento han centrado su objetivo en las instituciones que se basan en la idea de diferencia sexual. Es decir, en el matrimonio y la familia. Y es que éstas han sufrido en los últimos años leyes que las han reducido a poco más que la nada.

La ideología de género ha alargado su hiperactivo dedo acusador sobre la figura del hombre, sobre lo que llaman “cultura patriarcal”, fíjense ustedes qué cultura tan exiguamente atractiva. Así, una vez destruidos el matrimonio y la familia natural, los cachondos ideólogos los culpan de la tan extendida hoy día “violencia de género”, cuando ésta no es sino consecuencia del desmantelamiento, de la inmisericorde destrucción, de ambas naturales instituciones.

Ciertamente, debemos reaccionar. La ideología de género está provocando una revolución antropológica que llega a considerar equiparable la heterosexualidad con la homosexualidad, la bisexualidad o la zoofilia, una revolución antropológica que difícilmente admite vuelta atrás. Todo es sexualidad, al fin y al cabo. Y es ésta una revolución sexual y antropológica que, además de atentar contra la naturaleza, está fundada en el odio y el resentimiento, en una nueva fórmula de la ya superada lucha de clases.

Como consecuencia de la opresora figura del varón y de esa prisión que la familia constituye, la ideología de género preconiza la eliminación de las diferencias biológicas, encarnadas en la maternidad, entre hombres y mujeres en aras de alcanzar la liberación de estas últimas. Todo ello dirigido a que la diferenciación entre hombres y mujeres se torne en un batiburrillo de géneros, orientaciones sexuales, de aspecto tentador y suculento como tartas y pasteles expuestos en el escaparate de una elegante pastelería.

Inspirada en la exaltación de la voluntad de poder nietzscheana, la ideología de género ha consolidado un mundo que desdeña la naturaleza, un mundo que desprecia la realidad y la supedita – incluso confunde – al “yo quiero”. Así, corremos el riesgo de construir un modelo de vida - si es que no lo hemos construido ya - que tome el hedonismo como camino de felicidad, que convierta al ser humano en un animal cuyo más hondo objetivo sea la satisfacción de sus apetitos sexuales, que haga del ser humano simple carne de consultorio psiquiátrico.


 No se equivoquen, la ideología de género no busca liberar a las mujeres; busca someterlas al yugo de los instintos, desechar la naturaleza y crear una nueva moral caracterizada por la ausencia de moral, por el relativismo. Busca, en definitiva, anular toda filosofía basada en una concepción eterna e inmutable de la felicidad, toda filosofía basada en el amor.

sábado, 2 de mayo de 2015

El comunista arte de vestirse


Dijo Pablo Iglesias en cierta ocasión : “Un comunista perdedor es un mal comunista. Para follar hay que desnudarse, pero para ligar hay que vestirse. La izquierda debe aprender a vestir los ropajes de la victoria”. Y eso es lo que están haciendo los miembros de su partido, Podemos: cortejarnos, engalanados a base de ropa de Alcampo, mientras construyen la autopista hacia un averno del que a todos quieren hacernos sufridores partícipes. Ese averno de miseria y de chivatos; ese infierno de determinismo, tiranía y desesperanza que todas las manifestaciones del comunismo han representado.

Y es que el cortejo, la seducción, es, en la particular cruzada comunista, un arte. Todo lo disfrazan sus prohombres de “paz y pan”. Ningún comunista ha llegado al poder gritando “queremos comunismo”, sino clamando por algo parecido a la justicia social, prometiendo un edén terreno en situaciones de luctuosa miseria y penuria, asegurando que la libertad y la igualdad, con él, triunfará.

El mensaje de Podemos ha cambiado radicalmente desde que su posibilidad de tocar poder se tornó evidente. Lo que antes era una cutre pachanga fachosa es ahora una digna bandera que debe presidir los mítines. Lo que antes era la organización que mejor comprendió qué requería la España de los ochenta (ETA) es ahora una banda de asesinos que debe pagar sus culpas. Lo que antes era el paraíso de la democracia, la libertad y la igualdad (Venezuela) es hoy un país democrático que ha cometido ciertos errores. Lo que hace unos meses era marxismo-leninismo es en el presente una especie socialdemocracia transversal.

Al final, Pablo Iglesias, como en verdad todo político, lo que más profundamente anhela es el poder. Ni libertad e igualdad para los hombres, ni paraísos terrenales, ni justicia social. Sin embargo, las consecuencias de su estancia en el poder serían, tal y como la Historia nos enseña, particularmente catastróficas; su desnudo supondría una miseria tanto material como moral incluso mayor que la que PP y PSOE nos han brindado.


Ahora bien, esto no quiere decir que los llamados partidos tradicionales hayan de ser la alternativa. Es más bien hora de que los españoles afirmemos que podemos construir una sociedad de verdad, una sociedad que no renuncie ni a su tradición ni a sus raíces. Es hora de gritar, como dijo Fernando Paz, que no queremos ni a los de Podemos ni a los de “pillemos”, que no vamos a apoyar ni a unos comunistas con ansias de poder ni a unos partidos políticos que han hecho de la corrupción y la maldad su signo distintivo.